domingo, 11 de abril de 2010

La imagen sagrada, una cuestión a debate


Esta semana, coincidiendo con la apertura del módulo de la Edad Media, hemos inaugurado en el aula el debate sobre una lectura: el libro de Juan Carmona Muela, Iconografía Cristiana (Madrid, Akal, 2008). Es un libro instrumental que os proporciona las claves para intepretar la iconografía cristiana. No quiero centrarme aquí en la extensa guía iconográfica que constituye la parte central del libro. Quiero en cambio llamar vuestra atención sobre el primer capítulo del libro ("Las imágenes sagradas en el cristianismo: origen y sentido").
Carmona explica cómo el Cristianismo, desde sus orígenes, se debatió entre el uso de la imagen sagrada o el rechazo a la misma, por un deseo de distanciarse del paganismo idólatra. La aceptación de la función docente de la imagen (educaba a los analfabetos) llevó a sus defensores a postularse en favor de un férreo control sobre quién pintaba y cómo lo hacía, para evitar posibles desviaciones del dogma. Ésta ha sido en buena medida la historia del arte cristiano. El Concilio de Trento marcó un hito en este camino. Recordaréis que Veronese fue llevado ante el Tribunal de la Santa Inquisición por no ser fiel a las Escrituras con los elementos anecdóticos con que había pintado su Última cena para los dominicos de San Juan y San Pablo de Venecia (1573). Y no fue el único.
Esta lectura nos recuerda además que hay que estudiar la Historia del arte como la historia de los usos (y no sólo de las formas) que han tenido las imágenes a través del tiempo. Este enfoque nos puede ayudar mucho a entender el cambio de mentalidades a través de la Historia. Lo expresa con estas palabras Carmona: "Olvidar las circunstancias en que se gestó una obra de arte es olvidar su sentido y su significado y arrebatarle la principal función que tenía: comunicar y enseñar" (Carmona, p. 35).
¡Buena lectura a todos!
Diana Carrió-Invernizzi

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