domingo, 13 de diciembre de 2009

SEGUIMOS VIAJANDO...

Seguimos viajando, como María, aunque algo más cerca que Bruselas, en esta ocasión: por la provincia de Cuenca, donde he realizado un pequeño recorrido artístico el último fin de semana, que os aconsejo encarecidamente.
El recorrido empezó en Uclés, donde se alza sobre el pueblo blanco, imponente, el monasterio de Uclés, Cabeza de la orden de Santiago, una joya del arte renacentista español, construido a partir de 1529. El ala este del convento constituye un magnífico ejemplo de escultura plateresca. En los siglos sucesivos, el monasterio se amplió. Impone su patio central y la escalera principal que arranca del mismo. Fue declarado Monumento Nacional en 1931.


De Uclés, llegué a Cuenca, donde pude visitar una interesante exposición: Lectura, Infancia y Escuela: 25 años de libro escolar en España: 1931-1956, en la que han colaborado dos profesoras de la UDIMA, María Lara y Laura Lara. En ella se puede ver cómo evolucionó el libro en la escuela durante 25 años fundamentales de la historia de España. Os la recomiendo. Se podrá visitar en la Biblioteca General del Campus de Cuenca hasta el 17 de diciembre de 2009.


En Cuenca, además de visitar la Catedral, el Museo Diocesano (con dos fabulosos cuadros de El Greco, un bello Gérard David y otras grandes obras de arte) o el Museo de Arte Abstracto Español, y claro, subir y bajar todas sus cuestas, descubrí hasta qué punto esta ciudad se muestra al visitante como un centro de experimentación de arte contemporáneo. Se pueden visitar numerosas salas de exposición como la de la iglesia de San Miguel, o distintas fundaciones, entre las que aconsejo la Fundación Antonio Pérez. Se encuentra en el antiguo convento de los Carmelitas, no lejos de la magnífica Posada de San José (junto a la iglesia de San Pedro, con vistas increíbles de la hoz del Huécar, donde recomiendo tomar un café).



En la Fundación Antonio Pérez, pude conocer un curioso proyecto llamado “Ingrafica Intercambia: un Picasso en tu salón”. Marcel Duchamp estableció a principios del siglo XX que cualquier objeto cotidiano podía ser elevado a una obra de arte si se colocaba en el contexto adecuado. Hoy, treinta ciudadanos de Cuenca han cedido al museo de la fundación objetos personales, de su vida cotidiana, a cambio de poder exponer en el salón de su casa, durante el tiempo que dure la exposición, una obra de Picasso. El proyecto Ingrafica pretende hacer reflexionar al espectador sobre el hecho museográfico en sí y sobre nuestro placer estético.


Ahora que inauguramos el estudio de la primera unidad relativa a la edad contemporánea, espero que os animéis a visitar Cuenca, una verdadera Meca del arte contemporáneo español.

¡Feliz semana!

Diana Carrió-Invernizzi


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