La visión de Gombrich sobre Egipto:
Comenzando con la lectura del capitulo 2 del libro de Gombrich, quiero resaltar que la visión que tiene sobre la historia socio-política y el arte de Egipto viene marcada por las teorías que los egiptólogos llevaban planteando a lo largo del siglo XX y que distan mucho de la nueva visión que se ha dado en los últimos quince años a raíz de los innumerables descubrimientos que se han sucedido.
Empieza su relato planteándonos la situación de la sociedad Egipcia faraónica como una panda de desalmados que esclavizaban a su pueblo con tal de satisfacer su ego. Las teorías actuales defienden que la construcción de las pirámides constituyó un orgullo nacional en el cual participaba todo el pueblo. Así, los esclavos de los que nos habla Gombrich serían realmente trabajadores especializados y cualificados cada uno en su materia, y repartidos en equipos de trabajo perfectamente organizados.
Existía un campamento en el cual tenían su lugar de descanso, alimentación (con cocinas) e incluso enfermería para tratar las heridas que pudiesen surgir por la manipulación de millones de enormes piedras. Disponían también de un matadero, así como de hornos de pan. Fabricaban una cerveza muy espesa que aportaba la suficiente energía para aguantar el gran esfuerzo que tendrían que realizar durante años.
Asevera Gombrich que las pirámides eran tumbas repletas de hechizos y ensalmos. En la pirámide de Keops (la nombro por ser la más famosa) no se encontraron ni tesoro, ni momia y no existe ningún tipo de inscripción.
En las pirámides lo que se realizaba era la fiesta del Jubileo, que consistía en la Fiesta de rejuvenecimiento del Faraón (está demostrado por estudios recientes que la forma piramidal favorece la ralentización del envejecimiento de las células, incluso su rejuvenecimiento y favorece la curación de enfermedades). Los conductos que tiene la pirámide en la “Cámara del Rey”, no son canales de ventilación, conectan la cámara, en la fecha del Jubileo, con las estrellas INDESTRUCTIBLES o cinturón de Orión y Alpha Draconis.
Comenzando con la lectura del capitulo 2 del libro de Gombrich, quiero resaltar que la visión que tiene sobre la historia socio-política y el arte de Egipto viene marcada por las teorías que los egiptólogos llevaban planteando a lo largo del siglo XX y que distan mucho de la nueva visión que se ha dado en los últimos quince años a raíz de los innumerables descubrimientos que se han sucedido.
Empieza su relato planteándonos la situación de la sociedad Egipcia faraónica como una panda de desalmados que esclavizaban a su pueblo con tal de satisfacer su ego. Las teorías actuales defienden que la construcción de las pirámides constituyó un orgullo nacional en el cual participaba todo el pueblo. Así, los esclavos de los que nos habla Gombrich serían realmente trabajadores especializados y cualificados cada uno en su materia, y repartidos en equipos de trabajo perfectamente organizados.
Existía un campamento en el cual tenían su lugar de descanso, alimentación (con cocinas) e incluso enfermería para tratar las heridas que pudiesen surgir por la manipulación de millones de enormes piedras. Disponían también de un matadero, así como de hornos de pan. Fabricaban una cerveza muy espesa que aportaba la suficiente energía para aguantar el gran esfuerzo que tendrían que realizar durante años.
Asevera Gombrich que las pirámides eran tumbas repletas de hechizos y ensalmos. En la pirámide de Keops (la nombro por ser la más famosa) no se encontraron ni tesoro, ni momia y no existe ningún tipo de inscripción.
En las pirámides lo que se realizaba era la fiesta del Jubileo, que consistía en la Fiesta de rejuvenecimiento del Faraón (está demostrado por estudios recientes que la forma piramidal favorece la ralentización del envejecimiento de las células, incluso su rejuvenecimiento y favorece la curación de enfermedades). Los conductos que tiene la pirámide en la “Cámara del Rey”, no son canales de ventilación, conectan la cámara, en la fecha del Jubileo, con las estrellas INDESTRUCTIBLES o cinturón de Orión y Alpha Draconis.
Las tumbas a las que se refiere Gombrich están en el valle de los reyes en Luxor, donde están enterrados todos los faraones de la historia de Egipto. No se han encontrado todas las tumbas pero es cuestión de tiempo que éstas sean halladas. Estas salas sí estaban decoradas con los motivos que el Faraón elegía, motivos que posteriormente eran copiados en las tumbas de los nobles y señores de Egipto. Este tipo de pintura o de forma de pintar era estándar. Quiero decir con esto, que existía una industria de la decoración, por decirlo de algún modo. Las paredes de la tumba se enyesaban, se alisaban, el escriba se encargaba de replantear los dibujos que quería en la posición que quería y posteriormente se les daba color, pero no era labor de esclavos sino de artistas.
Me surge una duda al leer a Gombrich: ¡la pintura Egipcia era como la de un niño pero eran capaces de labrar la Diorita! ¿Qué opináis? A mí no me encaja.
Por otra parte, Akenatón fue la mayor revolución que sufrió el arte Egipcio en más de 5.000 años y Gombrich solo le dedica un par de líneas. Este faraón cambió los estándares de realidad artística a todos los niveles. Introdujo movimiento y realidad a sus creaciones. La casta religiosa se vio convulsionada al perder sus privilegios y quedar apartados de la vida social, porque introdujo un nuevo y único dios.
Cambió la capital de Tebas a Amarna, donde creó una ciudad de la nada.
Una vez muerto Akenatón, la casta religiosa se encargó de borrar toda huella de “El hereje Akenatón”.
También hubo una reina muy importante que fue Hatshepsut que no puede ser olvidada por su enorme contribución a la arquitectura Egipcia y que Gombrich no menciona en su libro.
Cambió la capital de Tebas a Amarna, donde creó una ciudad de la nada.
Una vez muerto Akenatón, la casta religiosa se encargó de borrar toda huella de “El hereje Akenatón”.
También hubo una reina muy importante que fue Hatshepsut que no puede ser olvidada por su enorme contribución a la arquitectura Egipcia y que Gombrich no menciona en su libro.
Por otro lado, tenemos las últimas dinastías de los egipcios en Sudán donde se han encontrado numerosas pirámides en Gebel Barkal, Nuri, Meroe, etc., que tampoco menciona Gombrich.
A finales del siglo IV a.C. Meroe se convirtió en la capital del Imperio sudanés. Desde el 270 a.C. aproximadamente, hasta el 320 d.C., los reyes y reinas del imperio meroítico se hicieron construir sus tumbas en el desierto, en las montañas al este de la ciudad, donde cientos de años antes habían sido enterrados en pequeñas pirámides miembros de la familia real. Estas pirámides de caras muy empinadas alcanzaban alturas máximas de 20m. En su vertiente oriental se levantan pequeños templos para depositar ofrendas. Cada uno de ellos dispone de un pilono de entrada. (Egipto, Taschen (2009)).
Si queréis ampliar vuestros conocimientos sobre el arte y la cultura egipcia os recomiendo que busquéis los videos en You Tube de las expediciones y proyectos que The National Geographic está llevando a cabo desde hace muchos años en Egipto. Así podréis conocer los hechos puestos de manifiesto por los últimos descubrimientos y sacar vuestras propias conclusiones.
Bibliografía:
Descifrando las pirámides del Dr. Jonh DeSalvo PHD (Lima Ediciones, 2007).
El Misterio de Orión. Descubriendo el secreto de las pirámides de Robert Bauval y Adrian Gilbert (EDAF, 2007).
Código Egipto. El mensaje secreto de las estrellas de Robert Bauval (MR, 2006).
Egipto, Hombres, Dioses y Faraones de Rose-Marie Y Rainer Hagen (Taschen, 1999).
Egipto, de la prehistoria a los Romanos de Dietrich Wildung (Taschen, 1998).
Revista Historia de National Geographic desde Diciembre de 2003 hasta Febrero de 2006.
Piedras Sagradas. Templos, pirámides, monasterios y catedrales de Juan Ignacio Cuesta (Nowtilus, Julio 2007).
Historia del Arte Espasa, 2004.
Bibliografía:
Descifrando las pirámides del Dr. Jonh DeSalvo PHD (Lima Ediciones, 2007).
El Misterio de Orión. Descubriendo el secreto de las pirámides de Robert Bauval y Adrian Gilbert (EDAF, 2007).
Código Egipto. El mensaje secreto de las estrellas de Robert Bauval (MR, 2006).
Egipto, Hombres, Dioses y Faraones de Rose-Marie Y Rainer Hagen (Taschen, 1999).
Egipto, de la prehistoria a los Romanos de Dietrich Wildung (Taschen, 1998).
Revista Historia de National Geographic desde Diciembre de 2003 hasta Febrero de 2006.
Piedras Sagradas. Templos, pirámides, monasterios y catedrales de Juan Ignacio Cuesta (Nowtilus, Julio 2007).
Historia del Arte Espasa, 2004.
Hola Israel!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho lo que cuentas. Es interesantisimo! Yo soy de las que pensaba ¡pobres esclavos! y tenía en mi mente la construcción de las pirámides de tantas películas...
Pero esto, lo cambia todo ¿no? Y porque Gombrich y otros importantes autores no lo incluyen en sus libros?
Gracias por el consejo de National Geographic.
Creo que Egipto será durante muchos, muchos años un misterio. Las distintas teorías sobre las pirámides son contrarias unas a otras, y en mi opinión no hay ninguna que ahora podamos decir "ésta es la buena". Y además, es un tema tan extenso que no se puede abarcar en unas pocas páginas.
ResponderEliminarQuizás por eso lo que más te ha llamado la atención ha sido lo que se ha dejado Gombrich en el tintero. Pero yo creo que no deberíamos ser tan críticos: como todos los autores, él ha incidido en lo que le ha parecido más importante.
También creo que cuando Gombrich habla de la pintura no quiere decir que sea como la de los niños, sino que a nuestro ojo puede parecerlo, aunque luego aclara que son tan perfectamente geométricos que si nosotros mismos lo intentamos nos resulta imposible obtener el mismo resultado. Creo que ése es el mensaje que quiere transmitir: la rigidez, la geometría y las reglas estipuladas para el momento.
Si queréis una lectura fácil sobre Egipto, pero a la vez muy instructiva, recomiendo las novelas de Christian Jacq, egiptólogo y novelista francés. Como escritor creo que tiene algunas carencias, pero sus libros son entretenidos, fáciles de leer y con ellos se aprende mucho de la cultura egipcia. Nos habla del Nilo como centro de la vida; su cauce marcaba las tres estaciones: Akhet (crecida), Peret (siembra) y Shemu (recolección). En teoría, en las épocas en las que no se podía trabajar en el campo, los súbditos construían las pirámides para su faraón. Sí que existía la esclavitud (entre otros, prisioneros de guerra), pero no creo que sea como nos la han mostrado siempre, de explotación brutal, látigos y demás, pues era una sociedad aparentemente bastante justa.