domingo, 17 de octubre de 2010

TURNER Y LOS MAESTROS

TURNER Y LOS MAESTROS

(22 Junio-19 Septiembre 2010)


Madrid es un placer en agosto. El tráfico desaparece, las calles están tranquilas y se puede disfrutar de la ciudad…. más aún si tenemos la oportunidad de visitar alguno de sus grandes museos. Lo organicé rápido, no hubo problema de entradas ni colas kilométricas en los jardines del Prado. La exposición “ TURNER Y LOS MAESTROS” nos estaba esperando.

La muestra fue organizada por la Tate Britain, en colaboración con la Réunion des Musées Nationaux y Galeries Nationales du Grand Palais y el Museo del Prado . El comisario era Javier Barón, Jefe del Departamento de Pintura del siglo XIX del Museo del Prado.

Se reunieron un total de 80 obras: 42 de Turner (Londres 1775-1851) y 38 de otros maestros. Algunas de ellas, como Sombra y oscuridad, La víspera del Diluvio, luz y color y Naufragio de un carguero, eran novedades respecto a las exposiciones previas de Londres o París.

La exposición estaba presentada en parejas o pequeños grupos de cuadros. Por un lado, la obra de antiguos maestros y también de algunos contemporáneos de Turner; por otro lado, la pintura del artista británico.

Así, resultó facilísimo entender como Turner se había ido nutriendo de las enseñanzas de otros admirados artistas. Sin embargo, Turner era un hombre muy ambicioso: una vez hubo asimilado la influencia de Rembrandt, Rubens o Claudio de Lorena, se fijó como meta rendirles homenaje, y a la vez superar a los artistas de su época con los que competía.

Cuentan que en las exposiciones que se realizaban en la Royal Academy, ningún artista quería que su obra figurara al lado de la de Turner: era como tener una ventana abierta, se te iban los ojos a mirar.

La impresión que me dieron las pinturas de Turner fue de modernidad: me encantaría tenerlas en mi casa. Algunas de sus obras como Tormenta de nieve me gustaron muchísimo, parece casi una obra abstracta.










Turner. Tormenta de nieve. Exp. RA 1842











Jacob Van Ruisdael. Mar picada. 1670





Me llama la atención como representa la tormenta: realmente se siente su fuerza, su poder, lo pequeño que es el hombre ante ella. En esta época Turner afirmó: “ Sí, la atmósfera es mi estilo”.
Como todos los grandes logros, esa originalidad es el resultado de mucho estudio y de una evolución trabajada y consciente. Turner nació en Londres en una familia humilde y trabajó sin descanso para convertirse en un gran artista. Recibió una educación como dibujante de arquitecturas y desde 1789 en la escuela de dibujo de la Royal Academy.

Estudió la pintura veneciana (Tiziano, Veronés, Canaletto) y se atrevió a interpretar la ciudad a su estilo, con menos detalle, con una pincelada que recuerda un poco al impresionismo.






Canaletto. El molo desde el bacino di San Marco. 1733-34



Turner. El puente de los suspiros,el palacio ducal y la aduana de Venecia: Canaletto pintando. Exp RA 1833.




A Turner le interesaba llegar a ser el mejor paisajista de su tiempo y por eso se fijo en la pintura holandesa y flamenca. Trabajó paisajes y escenas de la vida cotidiana copiando la destreza técnica y la amplia variedad cromática de artistas como Rembrandt.

Rembrandt. Muchacha en la ventana. 1645






Turner. Jessica. Exp RA 1830


Para mí, aprendiz de arte e historia, la exposición me ha parecido interesantísima. Conociendo a sus maestros y sus contemporáneos es posible entender y apreciar a Turner. También queda clara la importancia del estudio, la formación y las ganas de superarse constantemente.
Como no me pude llevar el cuadro, compré un imán para mi nevera, copia de Tormenta de nieve. Una maravillosa exposición de la que salí contenta, había disfrutado y aprendido algo nuevo.

3 comentarios:

  1. Muchas gracias, por tu crítica, Sandra.
    Ha sido una gran exposición de este verano. Me pareció además una apuesta valiente del comisario mostrar a un Turner deudor de los grandes artistas que le precedieron, como Rembrandt o Lorena. La exposición podía habernos mostrado la originalidad de la obra de Turner (lo que suele pedir el gran público cuando va a ver una exposición) y, en cambio, ha apostado por explicarnos cómo aprendió de sus maestros, copiándoles, emulándoles. El resultado ha sido una exposición magnífica, llena de reflexión sobre la manera de trabajar de un pintor en el siglo XIX.
    Hay cuestiones, como la revalorización del paisaje en la pintura del siglo XIX, sobre las que profundizaremos más adelante en la asignatura.
    Un saludo,

    Diana Carrió-Invernizzi

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  2. ¡Por cierto, yo no me compré el imán para mi nevera y me arrepiento!

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  3. Sandra, me ha encantado tu post, sobre todo por las comparaciones con los maestros en los que se inspiró, que se ven claramente en las obras que has escogido... ¡me encanta la de la tormenta!! Aquí se ve claramente cómo una obra que tiende hacia la abstracción puede hacernos sentir mucho más que una más realista; la de Van Ruisdael no produce ni de lejos el mismo impacto...

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