lunes, 16 de noviembre de 2009

BRILLOS EN BRONCE Y MAÍNO EN EL PRADO


Fin de semana de exposiciones en Madrid. Una amiga de Barcelona ha venido a visitarme y nos hemos recorrido, juntas, algunas exposiciones. No hay mejor manera, para descubrir una ciudad, que caminar con alguien foráneo.

Brillos en bronce. Colecciones de reyes es una exposición comisariada por Rosario Coppel y María Jesús Herrero Sanz. Se podrá visitar en el Palacio Real, en Madrid, hasta el 24 de enero de 2010. Es gratuita y no os la podéis perder.

El montaje museográfico es de gran elegancia y sobriedad, como viene siendo habitual en las exposiciones que se montan en Palacio Real. Nos habla del coleccionismo de pequeños bronces que, por su tamaño y coste, circularon con gran velocidad por las cortes europeas desde el siglo XVI. Estos objetos se intercambiaban a menudo como regalo diplomático entre reyes y príncipes, y alimentaron un gusto por lo clásico que pocos objetos supieron transmitir en la época.

Los bronces que se exponen pertenecen, en su mayoría, a la colección real española, y permiten entender cómo, a pesar de los cambios de moda, e incluso del cambio de dinastía a principios del siglo XVIII, permaneció en España un gusto por estos objetos refinados, casi inalterado hasta el reinado de Carlos IV.












Del Palacio Real, al Prado, y al pasar por la calle Alcalá, decidí subir a mi amiga a la azotea del Círculo de Bellas Artes: un regalo casi tan maravilloso como la exposición que acabábamos de ver. En el Museo del Prado nos esperaba Juan Bautista Maíno, pintor coetáneo de Velázquez, que entendió, como pocos en su época, la gran revolución de Caravaggio. Maíno había estado en Italia y se había empapado allí de los colores de la escuela boloñesa y de Orazio Gentileschi, al que siguió admirando desde España, a través del estudio de las colecciones de Felipe IV. Se reúne por primera vez en esta exposición monográfica toda la obra de este pintor, en diálogo con otros cuadros de artistas italianos y españoles. La exposición Juan Bautista Maíno (1581-1649) se puede visitar en el Museo del Prado hasta el 17 de enero de 2010.






5 comentarios:

  1. Hola Diana,
    Gracias por la información. El próximo martes (24.12) estaré por Madrid y quiero visitar Caixa Forum (exposición de Palladio) y la exposición de Juan Bautista Maíno. La del Palacio Real la dejaré para otra ocasión.
    Comentas que Juan Bautista Maíno fue coetaneo de Velazquez y que viajó a Italia donde se empapo de maestros com Caravaggio o Gentilleshi. Mi pregunta es la siguiente: hoy en día coges un avión y en dos horas estás en Italia. Como era en la época de Juan Bautista Maíno un viaje a Italia??? Por que medios llegaban las influencias en el arte de un pais a otro???? Sobre todo en paises muy distantes entre si???.

    Gracias y saludos. Ramón.

    ResponderEliminar
  2. Hola Ramón,
    Haces una pregunta interesantísima. Contrariamente a lo que nos pueda parecer, en el siglo XVII viajaban muchas personas por Europa, comerciantes, eclesiásticos, diplomáticos y artistas. Estos viajes eran sin duda muy complicados. Para cruzar las fronteras y pasar a Francia por ejemplo, era necesario adquirir un pasaporte para la ocasión, incluso para las personas pertenecientes a la nobleza. Las únicas personas a las que les resultaba menos engorroso era a los diplomáticos. Para las paradas se usaban las casas de postas desde donde el viajero podía adquirir nuevos medios de transporte, caballos por ejemplo, y enviar cartas para avisar de su llegada a un destino. Ya existía un sistema de correos en la época. De todos modos, los caminos estaban llenos de bandidos dispuestos a asaltar a cualquier viajero. Por ello, a veces, se optaba por viajar por mar (pese a la amenaza de los piratas) o bien trasladar las mercancías por mar, porque se creía que era más seguro.
    El caso de Maíno es sin duda singular. Conviene recordar que los artistas españoles en el siglo XVII viajaron poco a Italia, si los comparamos con los artistas franceses, por ejemplo. Velázquez hizo dos viajes a Italia, pero también ello fue una excepción.
    La influencia del arte italiano a España llegó por otra vía: la importación masiva de obras artísticas a España que embajadores o virreyes españoles en Italia protagonizaron en el siglo XVII. El Museo del Prado está lleno de ejemplos. ¡Es un tema fascinante!

    Diana Carrió-Invernizzi

    ResponderEliminar
  3. Y así continua el hilo de la Historia del Arte, que nunca se rompe... de Grecia a Italia y de Italia a España, Francia, etc.
    Imagino que en algunas ocasiones este hilo es de ida y vuelta y que cada país y cada época han aportado su parte a ciertos estilos y tendencias.
    El hilo del que nos habla Gombrich se ha convertido, hoy en día, en RED gracias a Internet?????
    Saludos. Ramón.

    ResponderEliminar
  4. El pasado martes tuve el placer de poder visitar el Museo del Prado (según me comentó alguien, la Pinacoteca número 1 del mundo por su amplia colección de Obras Maestras) y quedé gratamente sorprendido por dos motivos: el primero es por el excelente trabajo de ampliación realizado en el Prado y el segundo es por la magnifica colección de pinturas de Maíno y coetáneos.

    Una de las primeras obras que pude admirar es La Trinidad (Retablo de la Anunciación) donde me sorprendió el contraste entre el detalle de las figuras principales y la indefinición en las caras de los ángeles (un tanto surrealistas).

    En la sección dedicada a los paisajes se puede apreciar la influencia de la escuela italiana (Caravaggio, Annibale Carraci). En estos cuadros uno de los temas recurrentes es el agua, reflejada en un entorno un tanto sombrío pero que transmite una gran serenidad.

    Fray Alonso de Santo Tomas (Maíno) y Sibila (Gentileschi) son dos obran que atraen la atención del visitante por su realismo (en el caso de Fray Alonso, la mano que sujeta el libro parece salir del cuadro). Junto a estos dos retratos encontramos las obras que representan a Santa Catalina de Siena y a Santo Domingo de Guzmán (forman parte del Retablo Mayor de San Pedro Mártir en Toledo).

    Siendo la “Adoración de los Reyes” un tema que ha inspirado a mas de un artista, encontramos en esta exposición cuatro obras de diferentes autores sobre este mismo tema: Velazquez, Luis Tristán, Pedro Núñez del Valle y Maíno.
    De las cuatro, considero que la de Maíno es la de mayor riqueza cromática e intensidad expresiva con unos personajes cordiales y emotivos que deslumbran por su verismo.

    En las pinturas del Retablo Mayor de San Pedro Mártir se aprecia claramente la influencia de Caravaggio y la vanguardia pictórica italiana: monumentalidad, fuerza, dinamismo, iluminación y corporeidad de las figuras.

    “La Adoración de los pastores” de Maíno esta expuesta junto a “La adoración de los pastores” del Greco y nos muestra dos estilos totalmente diferentes a la hora de representar una misma escena. Mientras la obra de Maíno es una pura armonía de formas y colores, la del Graco me llegó a parecer un tanto tétrica.

    Casi toda la obra de Maíno es religiosa y en este sentido compite con Zurbarán, Caravaggio o Luis Tristán. Junto a la imagen de San Pedro arrepentido pinta una gran llave (la misma que podemos apreciar en otros cuadros). Es la llave del Cielo????

    Para terminar el recorrido de la exposición de forma inmejorable, dos obras esplendidas: “La recuperación de Bahía de Brasil” (Maíno) y “Moisés salvado de las aguas” (Gentileschi). Este último influyó de forma decisiva sobre Maíno en la realización de “La recuperación de Bahía de Brasil”.
    Gentileschi nos regala la vista con un cuadro de atmósfera límpida, paleta clara y una espectacularidad de los tejidos (sedas) que dejan impresionado al espectador.

    Por último, quiero hacer mención del retrato de Felipe IV (Gaspar de Crayer). Me parece muy acertado haberlo incluido en la exposición del gran artista que es Juan Bautista Maíno.

    ResponderEliminar
  5. Estimado Ramón,

    Estoy de acuerdo con la importancia de esta monográfica sobre Maíno. Pese a su corta producción pictórica fue una de las personalidades artísticas de la España de la época que mejor comprendió a maestros italianos como Caravaggio.
    Es una acierto de la exposición poner al lado de los cuadros de Maíno otras pinturas de grandes maestros contemporáneos que trataron los mismos temas: el tema de la "Adoración de los Reyes Magos" visto por Maíno y por Velázquez; el tema de la "Adoración de los pastores" visto por Maíno y por El Greco. Pero a mí me parece que, en ambos casos, Velázquez y El Greco le hacen inevitablemente sombra. Pero como digo, es necesario confrontar a los pintores para entenderles mejor.
    Al ver la exposición tuve un poco la impresión de que, efectivamente, Maíno renovó la pintura desde un punto de vista cromático, y también desde el punto de vista de un acercamiento a la realidad humana cercano a la sensibilidad de Caravaggio. Y también otorgó a algunas de sus obras la monumentalidad que había aprendido en Italia. Pero a la hora de integrar todos estos elementos en un cuadro, no consigue crear un sentido unitario, una composición armónica. Pero su mérito fue indudable.

    La llave es uno de los atributos con los que siempre se representa a San Pedro, como sabéis uno de los primeros apóstoles (formó parte de los tres más allegados de Cristo). Pedro es la piedra de la iglesia y sus sentencias abren y cierran el acceso al reino del cielo. Lleva consigo dos llaves, una de oro (poder de absolución) y otra de plata (poder de excomunión).

    El cuadro de la "Recuperación de Bahia de Brasil" es una de las joyas de la exposición. Fue uno de los cuadros encargados por Felipe IV para decorar el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro en la década de los treinta del siglo XVII. En la misma sala, este cuadro se exhibía junto a "Las Lanzas" de Velázquez, por ejemplo. Y precisamente, de toda la serie de cuadros sobre éxitos militares de la monarquía española, los mejores, para los estudiosos, fueron sin duda los cuadros de Velázquez y Maíno porque supieron mostrar, junto a la victoria, la dignidad de los vencidos (Velázquez) y las consecuencias negativas que también provoca la guerra (Maíno).

    ¡Gracias por tu crítica de la exposición!

    Un saludo,

    Diana Carrió-Invernizzi

    ResponderEliminar