martes, 25 de octubre de 2011

40 grandes artistas retratan a sus madres (Juliet Heslewood)

Por Guillermo Rosés
Pocas veces sale a la luz lo que brota del lado más cercano al artista, como el de su vida íntima o familiar. Con frecuencia, los encargos recibidos o las propias orientaciones temáticas que cada nuevo estilo requiere incorporar para el lucimiento de la obra, han alejado de la producción artística unos motivos más próximos y queridos, que Juliet Heslewood ha sentido la necesidad de desvelar a través de un libro que centra su interés en la figura de la madre vista por el artista.
La grandeza de este trabajo de recopilación consiste en poner a nuestro alcance cuarenta retratos que no aspiraron a destellar un modelo de belleza siguiendo los cánones al uso, fácilmente reconocible por todos, sino a mostrar otra lindeza más mediata y profunda, en la que la apariencia externa del personaje, su forma visible a nuestros ojos, quedara relegada para destacar la importancia que el vínculo materno y sus valores despliegan a lo largo de nuestras vidas.
Buena parte de las obras seleccionadas en este libro fueron realizadas ya en edad avanzada de la madre retratada, en ocasiones a poca distancia del final de sus vidas, perspectiva probablemente más propicia para resaltar los rasgos interiores de los personajes y su influencia en nosotros.
De entre estas obras, que comienzan con el retrato de la madre de Durero, como símbolo de la preferencia mostrada por este artista en resaltar el valor de lo profundo frente al desvalor de lo aparente, me ha llamado especialmente la atención esta imagen de Madame Ingres, donde un hijo, cualquiera de nosotros, puede reconocer la virtud de quien posa con actitud pacífica, sencilla, amorosa y llena de autenticidad, con la que podría representarse la decisión de haber dejado prevalecer el amor sobre otros intereses vitales que han quedado subordinados.
Nuestros tiempos son otros, pero esa idea que transmite Ingres (1780-1867), sigue vigente si acertamos a resaltar que quizá nadie como una madre pueda llegar a reflejar con mayor fiabilidad la importancia del protagonismo del amor en la escala de valores e intereses de la vida. Prescindir de esa elección no parece ser la decisión más acertada.
<Lo edita la Editorial Blume>

1 comentario:

  1. Muchísimas gracias, Guillermo, por tu intervención en el blog.
    Guillermo Rosés es un brillante ex-alumno de la asignatura, y me alegra muchísimo que los alumnos de otros cursos participen activamente en el blog.
    Aprovecho para deciros que estoy en general muy contenta de la gran actividad que se está viendo en el blog últimamente, ¡sigamos así!
    Guillermo, siento una predilección por la madre de Whistler en el su retrato pintado en 1871 que lleva por título "Composición en gris y negro. Retrato de la madre del artista". Gracias por la recomendación.
    ¡Saludos a todos!
    Diana

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