Ayer celebramos una de nuestras sesiones de "Una tarde, una obra" y decidimos, por primera vez, trasladarnos del aula a Second Life. La experiencia no pudo haber sido más estimulante. Visitamos juntos la Art Gallery Classic Paintings and Textures, un museo imaginario con reproducciones de las principales obras de la Historia del Arte que albergan hoy los grandes museos como el Louvre, el Prado o la National Gallery. Pudimos pasearnos por las salas del museo y practicar la identificación de piezas y el comentario crítico de algunas obras de arte, como la Trinidad de Masaccio (1425, Santa Maria Novella de Florencia), el Nacimiento de Venus de Botticelli (1484, Los Uffizi) o La Última Cena de Leonardo da Vinci (1495, Santa Maria delle Grazie de Milán).
Las imágenes del museo son de alta resolución lo que permite acercarse a las obras y contemplar cualquier detalle representado y analizar hasta la pincelada del pintor. El Museo incluye también alguna recreación visual, aunque parcial, de algunos espacios reales, como la Capilla Sixtina. ¡Hasta podemos levantar la cabeza y observar el techo pintado por Miguel Ángel! En este sentido, una pregunta que nos hicimos fue: ¿no podrían los principales museos del mundo seguir la misma senda y ofrecer a los internautas recorridos similares, a través de sus salas, en Second Life? Sería de extraordinaria relevancia para el estudio de la Historia del Arte y para el mayor conocimiento de las principales pinacotecas del mundo. Second Life deja también la puerta abierta a la iniciativa de reconstruir espacios desaparecidos, como por ejemplo, el Palacio del Buen Retiro o el viejo Alcázar de Madrid, por poner sólo dos ejemplos.
La visita de este museo nos ha permitido, además, hacernos algunas preguntas. ¿Cómo está organizada la colección?, ¿responde a algún criterio cronológico o geográfico?, ¿cuál es la visión de la Historia del Arte que nos quiere contar? Son preguntas, en realidad, aplicables a cualquier museo que visitemos. Este museo da mucha importancia a la pintura italiana y dedica salas enteras a los grandes genios de la Historia del Arte. Un criterio, como veis, muy convencional. Le interesa muy poco comparar y confrontar cuadros de diferentes artistas, o establecer paralelismos entre distintas épocas y espacios.