Después de mucho tiempo y esfuerzo conseguí organizar una pequeña salida a Grecia con la familia. La ilusión me nublaba la mente pero poco a poco se despejó. Pensamos en organizar un tour con un coche alquilado por la península del Ática y visitar Delfos a preguntarle al oráculo varias cosas.
Nos recomendaron no conducir ni hacer ruta con una niña pequeña porque parece ser que los griegos conducen un poco mal o de forma" poco reglamentada". Como os decía, la ilusión me podía y estaba empeñado en alquilar un coche para recorrer los alredores de Atenas. Al montarnos en el autobús X9 que traslada desde el aeropuerto a la plaza Sintagma y llevar recorridos unos kilómetros por la autopista, conocimos a una española que vive en Atenas. Lo primero que nos dijo es que tuviésemos cuidado con los conductores griegos -"conducen fatal" nos dijo. A los pocos segundos sentí una de las peores sensaciones de mi vida. El autobús se saltó un stop al volver a incorporarse a la autopista después de haber recogido a otras personas durante el trayecto. Como os imaginais la colisión fue terrible. Mi mujer estaba sentada con mi hija en sus rodillas y yo a su lado. Salió proyectada pero conseguí agarrarla al vuelo. Pero lo peor no fue esto sino que la gente que iba de pie. Fue un espectáculo dantesco. Gracias a Diós apenas nos hicimos nada: mi mujer un fuerte golpe en la rodilla que le lastró el resto del viaje, yo recibí en el costado y la cara pero lo más importante, la pequeña no se hizo nada. El susto. En ese momento decidimos centrarnos en visitar todos los rincones de la ciudad de Atenas en transporte público y posponer la visita al resto del Ática.
Por lo demás el viaje fue fantástico: Plaka, Monastiraki, cenar frente al Acrópolis iluminada, la plaza Omonia "las Ramblas de Atenas", El Pireo etc...Me emocionó la entrada y visita a la Acrópolis ateniense. No podía creer que estuviese allí, lugar tan deseado y mágico. Esas piedras podrían contar tantas historias...
Pasear por el Ágora tranquilamente sabiendo que hace mucho, mucho hubo una generación de grandes sabios que ilustraban a los que deseaban escuchar.
El museo de la Acrópolis es espectacular, integrándose al conjunto perfectamente. Un Partenón moderno que da cabida a obras fantásticas que en un momento u otro todos hemos estudiado.
Pasear por el Ágora tranquilamente sabiendo que hace mucho, mucho hubo una generación de grandes sabios que ilustraban a los que deseaban escuchar.
El museo de la Acrópolis es espectacular, integrándose al conjunto perfectamente. Un Partenón moderno que da cabida a obras fantásticas que en un momento u otro todos hemos estudiado.
Y que decir del Museo Arqueológico Nacional... con una de las obras más maravillosas de la historia El Poseidon de Artemisio, o la máscara de Agamenón y tantas otras que no encontraría tiempo para enumerarlas. En definitiva es una visita imprescindible para cualquier amante de la Historia y del Arte.
Se me han puesto los pelos de punta, David, con esta historia. Gracias por contarnos tu viaje a Atenas, ahora además que estudiamos el arte griego, resulta muy evocador...
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