domingo, 24 de abril de 2011

El apasionante mundo Egipcio







Nuestras primeras horas en El Cairo las utilizamos para acercarnos al Museo Egipcio.

Enclavado en la bulliciosa Plaza Tahrir se encuentra este museo que construido en 1902 alberga la mayor colección de antigüedades egipcias. A lo largo de sus dos plantas se exhiben ciento cincuenta mil piezas y aproximadamente otras treinta mil se guardan en sus almacenes.

Teniendo solamente dos horas para la visita antes del cierre y ante la magnitud de la exposición tuvimos que tomar la difícil decisión de qué lugar visitar. ¿Y qué visitar?¿Cómo priorizar?

Nuestra mayor ilusión era conocer el apasionante mundo del arte del Reino Medio, y sobre todo las maquetas de madera policromada. Estas fascinantes piezas que datan de alrededor del 2000 a.C. pertenecieron a la XI Dinastía. Para ellos nos encaminamos a la planta superior del Museo a la sala 37 y nos encontramos con las fascinantes figuras de antiguos lanceros egipcios que fueron encontrados en la tumba de Meshety, un gobernador local de Assiut. Consiste en una maqueta de 40 soldados ordenados en diez filas. Cada soldado tiene características físicas diferentes lo que da más sensación de vida y realismo.

Inmediatamente al lado se exhibe otra maqueta de este tipo pero esta vez representando una tropa de arqueros nubios. Este grupo de hombres muestran la piel negra y rasgos nubios. Portan arcos y flechas y llevan una corta falda que facilita los movimientos. Al igual que los egipcios, nos ha monotonía en el grupo gracias a las diferencias en altura y rasgos faciales

En la misma planta del Museo pero esta vez en la sala 27 encontramos otro tipo de maqueta de madera, esta vez representando fielmente las actividades de la vida diaria. Cabe destacar el modelo de una escena de pesca encontrada en la tumba de Meketre, un noble de la XI Dinastía y datada alrededor del 2000 a.C. Esta fiel representación nos ayuda a entender la vida de los diferentes estratos de la sociedad de aquella época.

Otra pieza que nos llamó la atención en el Bote de remos de Meket-re, encontrada en Tebas, también de la XI Dinastía. Tallada en madera y cubierta de yeso muestra al noble anteriormente nombrado navegando en un gran barco con 16 remeros. Esta pieza fue una de las destruidas durante las revueltas del pasado mes de Febrero en Egipto.

Cuando quisimos darnos cuenta, el Museo estaba cerrando sus puertas, así que dejamos el resto de la visita para días posteriores.

Al día siguiente y después de sortear graves problemas con la cámara de video (casi nos cuesta el infarto de mi mujer), nos encaminamos hacia el monumento más grande del antiguo Egipto. La única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que aún se conserva en pie. Uno puede tener alguna idea de las pirámides pero creedme que hasta que uno no las ve en vivo y en directo no se hace idea de lo grandioso de la obra. Es imponente, incluso, hasta el viaje hasta ellas. Se pasa del bullicioso y desordenado Cairo a la perfección de esta obra maestra construida aproximadamente hace 4500 años.

Con un tamaño de 143 metro de altura y la única que conserva su revestimiento de la cúspide hace que, junto con su situación geográfica (3 metros por encima de las demás) la pirámide de Jafra parezca la más alta del conjunto monumental.

Se hace difícil explicar como con tan pocos medios han logrado tamaña perfección.

Increíble también la sensación de entrar dentro de la Pirámide de Jafra (Kefren). Recorriendo un pasillo angosto, en el que apenas puedes caminar estirado y que a medida que avanzamos por el túnel hasta llegar a la cámara sepulcral el aire se vuelve más enrarecido. Y al llegar a la cámara un impresionante sepulcro de granito rojo y en la pared una gran inscripción que nos recuerda que fue descubierta por Belzoni en 1818.

Al final de la visita y aún quedándonos algunos minutos (hay que ver que solo te den una hora de visita para ver las Pirámides y después te tengas dos horas comprando papiros…) divisamos junto a la Pirámide de Jufu (Keops) una nave adosada en la que se encuentra el barco solar de Keops. En 1954 y bajo una gran cumulo de piedras que escondían la entrada a un pozo de aproximadamente 30 metros de profundidad se encontraron 1274 piezas de madera que forman una gran barca funeraria que estaban ensambladas en su origen sin un solo clavo, solo con un complejo sistema de cuerdas. Una muestra de la complejidad de la ingeniería naval del momento.

Continuará…

1 comentario:

  1. Diego, gracias, por este relato tan vibrante de tu viaje a Egipto (espero que fuera antes de las revueltas...), la verdad es que las maquetas de madera deben impresionar muchísimo. Esta entrada nos sirve a toda la clase para completar nuestro conocimiento del arte egipcio que estudiamos hace unas semanas,
    Un saludo,

    Diana Carrió-Invernizzi

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