PINTURA HOLANDESA Y FLAMENCA. SIGLO DE ORO- STÄDEL MUSEUM
Exposición en el Museo Guggenheim de Bilbao.
El banquero de Frankfurt Johann Friedrich Städel, fue un gran coleccionista de arte, que tras su muerte sin descendientes en 1816, donó su gran fortuna y su colección, a esa ciudad, bajo la forma de creación de un Instituto de Arte que llevara su nombre. La colección la constituían alrededor de quinientos cuadros y dibujos, en la que predominaban retratos, paisajes y pinturas de género. Firme partidario de las ideas de la Ilustración, pretendía que esta donación debía utilizarse como material de estudio para los nuevos artistas y para educación estética de la ciudadanía en general. En sus cláusulas testamentarias admitía la posibilidad de venta de algunas de estas obras, para lograr adquirir otras de mayor relevancia artística. Este derecho se utilizó ampliamente por los órganos rectores de esta institución y así en la actualidad solo quedan unas setenta obras, consideradas piezas maestras y únicas, de la colección original. Esta ha ido desarrollándose y aumentando en los últimos doscientos años, mediante donaciones y regalos de prohombres de la ciudad y adquisiciones posteriores, constituyéndose finalmente en el denominado Städel Museum. Se ha reunido así una magnífica colección de arte, que representa una panorámica general de la pintura de las diferentes escuelas centroeuropeas (holandesa y alemana fundamentalmente), desde finales de la Edad Media hasta el presente.
La colección de autores holandeses reunida por este museo de la época conocida como La Edad de Oro de la Pintura Holandesa y Flamenca, es excepcional. La temática presente, muy al gusto de la sociedad protestante y mercantil, surgida tras su independencia de la España de los Habsburgo, revela unas orientaciones totalmente diferentes a las hasta entonces dominantes en el mundo artístico. Esta nueva sociedad burguesa emergente, con su acendrado puritanismo y su espíritu austero y moralizante, estaba muy alejada de la pompa exuberante de los meridionales, que dominaba en esa época. Así, esta actitud vital aparece reflejada en su gusto por una estética artística que configura una reproducción idealizada de su propia realidad.
La Reforma protestante arrasó con las representaciones pictóricas religiosas y mitológicas previas. La adecuación de los artistas a las nuevas corrientes ideológicas hizo que realizaran un uso muy específico de las representaciones históricas o bíblicas, siempre procurando que tuvieran un claro y exclusivo significado alegórico, simbólico o moral. Los artistas holandeses respondieron a esta evolución desarrollando además unas líneas novedosas, como fueron la de los retratos, bien personales o en grupo, así como la variedad de los paisajes, descubriendo con ello los atractivos de la llanura holandesa y del mar, frente a la concepción italianizante preciosista imperante. Especial interés presenta la original y específica estética de las naturalezas muertas, también surgida en este momento, con su exposición de contrastes y elementos exóticos, bienes de lujo obtenidos merced al comercio tan floreciente de la Compañía de Indias. Ello permitía, además del gozo estético, una exaltación de las virtudes y la pujanza de la sociedad holandesa, que había logrado finalmente tan arduamente su independencia.
La Exposición recoge cuadros de esta denominada Época Dorada de la Pintura Holandesa, que podemos agrupar en cinco temas:
Historia y Alegoría:
Hoogstraten, pintor de la escuela de Rembrandt, recogió en sus escritos la idea dominante por entonces en el mundo artístico, de que existía una jerarquía de temas en los cuadros, que clasificaba las obras según la importancia del tema que representaba. En ella ocupaba la máxima categoría los temas históricos, ya que, según su concepción, el artista que la trabajase debía ser además un hombre cultivado, que dominase el latín y el griego. Solo así, tras la cuidadosa lectura de los textos, podría comprender una escena y sería capaz de plasmarla adecuadamente en un cuadro. Hacía especial hincapié en que era especialmente conveniente una correcta reproducción de la escena, con sus personajes mostrando sus emociones y anhelos más nobles. También el escenario debía ser minuciosamente estructurado, para que el espectador pudiera comprender correctamente lo representado.
Precisaría para ello dominar simultáneamente la técnica paisajística, la del retrato y la de la descripción de los objetos presentes, además del desarrollo del tema central representado, por lo que para este autor la pintura histórica era la que reunía la totalidad de las peculiaridades artísticas y por tanto era superior a todos los restantes géneros.
En la reciente nación holandesa se pintaron algunos episodios mitológicos y también cuadros bíblicos, con escenas pertenecientes al Antiguo Testamento, en una probable sintonía comparativa sobre su reciente liberación, semejando a la siempre anhelada por el pueblo de Israel.
Los más destacados:
- El Incedio de Troya, de Blomaert.
- Antes del Diluvio, de Van Mander.
- La Burla de Latona, de Brueghel “el Viejo”.
- Pablo y Bernabé en Listria, de Van Stalbemt.
- La Muerte de Pocris, de Linsen.
- David Toca el Arpa para Saúl, de Rembrandt.
- Martirio de San Lorenzo, de Breenbergh.
- Moisés Hace Brotar el Agua de la Roca, de Steen.
David Toca el Arpa para Saúl, de Rembrandt.
Retratos:
Estos eran un negocio seguro para los artistas y cumplían una función social, tanto en el ámbito exclusivamente familiar, como en su representación en la sociedad. Era habitual su encargo con objeto de destacar un cargo del figurante o su pertenencia a una determinada corporación municipal o profesional.
Los pintores representan así a los ciudadanos de la clase media, comerciantes acomodados, con vestimentas austeras y negras, sin ningún elemento de lujo adicional y con un fondo indeterminado, de rasgos tenebristas. Llegaron a crear imágenes auténticamente “vivas”, cuyo valor supera sobradamente el recuerdo individual de esas personas.
La mayoría de ellos se realizan en un perfil de tres cuartos, ya que así se reúnen las ventajas de las vistas frontal y de perfil, mostrando los ojos pero también la figura característica, lo que facilita aún más la identificación de la persona. La representación podía abarcar desde solo el busto al cuerpo entero, variando con ello el formato del cuadro
Entre los más reseñables:
- Retrato de Maertgen van Bilderbeecq, de Rembrandt.
- Retratos de Hombre y Mujer (2), de Hals.
- Retrato de una Mujer Sentada en una Butaca, de Vernspronk.
- Retrato de un Joven, de Bol.
- Retrato de una Mujer, de Van der Helst.
- Retrato de Sir John Hebbdon, de Bol.
- Retrato de Isaac Commelin, de Van der Eeckhout.
- Retrato de una Mujer con Vestido Negro, de Maes.
Retrato de una Mujer Sentada en una Butaca, de Verspronk.
Género e Interior:
Temática en la que se incluyen representaciones de ambientes cotidianos y cercanos, con gente sencilla: campesinos, escenas domésticas apacibles, de taberna, con personas bebiendo bailando o actividades artesanales varias. En todos ellos se recogen personajes intrascendentes, representados en acción.
Con ello los artistas no tenían que recurrir a su imaginación para recrear mitos históricos, bíblicos o literarios. En este género los pintores holandeses nos sorprenden por su libertad, originalidad y frescura, trasmitiéndonos con sus imágenes los valores y condiciones de vida de esa sociedad.
Esta representación cercana a la realidad fue una novedad de la pintura holandesa, que fue muy apreciada en los siglos posteriores.
Los más interesantes:
- Joven Cantante, de Van Baburen.
- Grupo Tocando música, de Codde.
- Dos Campesinos Fumando, de Teniers “el Joven”.
- Interior de un Pajar, de Van Ostade.
- La Operación de la Espalda, de Brouwer.
- Kermés en un Pueblo, de Van Stalbemt.
- Dama con Copa de Vino, de Ter Borch.
- Escena de Taberna, de Bega.
- El Alquimista, de Steen.
El Alquimista, de Jan Steen.
Paisaje y Topografía:
Los pintores holandeses supieron captar la sosegada belleza de sus paisajes, con sencillas escenas naturales o sus estudios sobre los efectos de la luz y las sombras sobre los árboles al atardecer. Asimismo lograron representar la atmósfera del mar con medios sencillos y modestos y fueron los primeros en descubrir la belleza del cielo con sus tonalidades diversas de nubes aborrascadas. Dunas, colinas, paisajes invernales, boscosos o fluviales, pero también costas y naves, en mares calmosos o encrespados. En sus obras figuran en primer plano trigales, molinos de agua o de viento, esclusas, puentes o caminos.
Destacables:
- Vista de Amberes con el Escalda Helado, de Van Valckenborch.
- Paisaje junto a Tívoli, de Bril.
- Paisaje de un Pueblo con Iglesia, de Savery.
- Paisaje de Bosque con Figuras, de Brueghel “el Viejo”.
- Calle de un Pueblo, de Van Goyen.
- Camino Rural con Casa de Labranza, de Van Goyen.
- Paisaje Fluvial con Puente, de Cuyp.
- Mar Gruesa, de Porcellis.
- Bosque con Cascada, de Van Ruisdael.
- Mar de Haarlem, de Von Ruisdael.
- Paisaje Invernal en Harlem, Van Ruisdael.
Mar de Haarlem, de Von Ruisdael.
Naturaleza Muerta:
Fue la rama más especializada del arte holandés. Flores y frutos de diversas tonalidades y superficies con distintas reflejos de la luz, jarras de vidrio o de metal bruñido, porcelanas, tapices o animales, fueron elementos que entraban en la combinación elegida por el artista. Reflejar tan diferentes texturas y matices fue un amplio campo de experimentación, en el que lograron sorprendentes resultados al recoger con maestría el efecto de la misma luz sobre diferentes objetos y lograr la combinación de tonalidades hasta lograr un correcto equilibrio en la composición del cuadro.
Los más representativos:
- Ramo de Flores en un Jarrón de Vidrio, de Brueghel “el Viejo”
- Vanitas, de Willebeeck.
- Bodegón de Frutas y Pastel, de Heem.
Bodegón de Frutas y Pastel, de Heem.
- Bodegón con Frutas, de Mignón.
- Bodegón Suntuario, de Kalf.
- Ramo de Flores en Vasija de Vidrio, de Ruysch.
- Bodegón con Frutas, de Loeding.
BIBLIOGRAFIA
1. La Edad de Oro de la Pintura Holandesa y Flamenca del Städel Museum. Guggenheim . Bilbao. Fundación BBVA
2. La Historia del Arte. E.H. Gombrich. Ed. Phaidon. 2010.
3. Guía Visual de Pintura y Arquitectura. El País. Aguilar. 1997.
4. Artcyclopedia.Internet.
La Bacanal de los Andrios -Ticiano
Hace 13 años
Gracias, Pedro, por contarnos tu visita. La exposición es francamente impresionante. Fijaos que el auge del retrato y del paisaje como géneros pictóricos en la pintura holandesa está directamente relacionado con la eclosión de un potente mercado artístico, en virtud del cual el mecenas ya no va a ser el único que dicte las modas con sus encargos. El pintor se siente más libre de explorar nuevos temas pictóricos, puesto que es él quien coloca en el mercado su producto.
ResponderEliminarUn saludo cordial,
Diana Carrió-Invernizzi
En la película de Rembrandt de Korda (1936) precisamente se alude al cuadro "David toca el arpa para Saúl"; el pintor escoge un mendigo como modelo de Saúl, y le cuenta la historia: el futuro Rey de Israel tocando el arpa para su antecesor. Es una de las lecciones bíblicas que precisamente aparecen en el film.
ResponderEliminarPedro, me ha parecido muy interesante tu entrada, sobre todo la historia de Städel y su afán por el coleccionismo.
Quizás en otra ocasión sería bueno entrar en ese tema, me parece muy interesante, sobre todo también después de leer el texto de Jonathan Brown.
Saludos,
Bea M.
Gracias Bea. Yo también he visto recientemente la película de Rembrandt a la que aludes y me resultó especialmente emocionante ver los planos referentes a ese cuadro, pues estaba por entonces con este trabajo para el Blog.
ResponderEliminarEs uno de los momentos cumbres de la película, cuando el pintor recoge de la calle a un mendigo harapiento, desastrado, con pelo y barba hirsutos, y como con un manto y un turbante, mágicamente, le confiere una gran dignidad.
Gran película la de Korda, con unos magníficos decorados y una muy lograda ambientación, así como también fantástico Laughton, como siempre, en el papel estelar.
Saludos. Pedro