Siempre había soñado con visitar Grecia. Es una de las culturas que siempre me ha atraído. Y por fin este año me decidí a realizar junto a mi pareja uno de mis sueños. Después de estar cinco días volví con ganas de saber aún más sobre aquel país. Diez horas diarias me podía pasar perfectamente visitando ciudades, lugares históricos y aprendiendo más y más sobre los griegos.
Cada dos calles te podías encontrar con algún tipo de escultura, estatua, o tributo a algún héroe o personaje histórico griego. Pero si algo me llamó la atención fue la Isla de Creta.
Estuvimos en una isla llamada Spinalonga, que su historia es bastante curiosa. Fue una de las islas con mayor nivel de seguridad de todo el archipiélago griego. Estaba en medio del mar y de ahí salían hacia Creta la gran mayoría de los bienes que abastecían a esa isla en cuanto a artilugios de herrería y carpintería. Hoy en día una parte de la isla se encuentra sumergida en el agua del mar, y es francamente bonito observar desde la orilla y dirigiendo la mirada hacia el agua, ver la distribución de algunas calles y las estructuras de las casas. Se ve como la isla se va sumergiendo poco a poco dentro del mar y acaba por desaparecer.
Pasa demasiado rápido el tiempo cuando estás haciendo cosas que te gustan y siempre te quedas con ganas de más. No descarto volver algún día y seguir viendo y visitando lugares. Quizá no visité ningún sitio donde pudiese empaparme del arte griego, pero si que es cierto que cada imagen que ves de algún lugar te hace viajar en el tiempo y meterte en la piel de esta civilización que tanto a dado a la historia. ¡¡Si tenéis la oportunidad os recomiendo que la visitéis!!
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